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Y dejar a la muerte que nos pula las cade -
ras o los ojos o nos saque punta y nos cla -
ve en cualquier pecho conocido,
una bandada de corazones si mi pelo triste
crece por una eternidad en el silencio ba -
jo los árboles, cuerpo de estepa con trein -
ta y tres nidos blancos en invierno porque
todos los dormidos rezan cosas así.

Tan lejos hundido segregando mármol de vi -
sita.

Digo que lloraré algunas sílabas sobre ol -
vido y que vengan a trotar seda los gusa -
nos si ya nada es lo mismo.
Oscura y ácida la muerte y detrás una ban -
dada de corazones migrando por poner un e -
jemplo.